El contexto empresarial actual está sometido a un entorno regulatorio elevado, a veces por imperativo legal y reglamentos, otras obligado de facto, en general, como criterio de filtro aplicado por los compradores de bienes o servicios.

Las materias más relevantes a certificar son aquellas que puedan llevar asociada un mayor régimen sancionador.

Ante un reto deseado de Certificación caben dos opciones.

• Que lleguen los certificadores o auditores a revisar nuestra documentación y procedimientos, tan solo con el previo aviso una vez contratados o
• estar previamente preparados ante este evento para obtener con eficacia y en menor tiempo la deseada certificación.

Es decir, dos posturas:

• Pasiva: la empresa no realiza ningún trabajo específico de preparación previo al proceso de auditoría, lo que implicará no saber ni si el coste adecuado, ni el tiempo que durará el examen y ni siquiera prever el resultado final…y muy pociblenente no obtenga la deseada certificación en tiempo y forma
• Activa: la empresa realiza una autoevaluación del cumplimiento de los requerimientos de la norma a certificar. Es además requisito habitual de la propia norma certificable el hecho de tener que disponer de ese informe de pre certificación o auditoría interna independiente. Ante esto caben dos alternativas.
  • Que se detecten “no conformidades” graves y se aborte la certificación hasta que estas se resuelven.
  • Que no se detecten “no conformidades” graves y se programe el trabajo de certificación que se había planificado.