Continuamos con la serie de artículos para reflexionar sobre los hábitos que deben definir la forma de trabajar en cumplimiento normativo o “compliance” con el hábito que por orden, comenzaría con la cuarta letra del acrónimo HÁBITOS.
i de inteligencia
La “i”. i de inteligencia: es el hábito o cualidad más polisémico que estimo en el contexto del compliance. Inteligencia en un sentido amplio. Usando como vemos en la fotografía todas las partes que podamos del cerebro. Operando con las partes conscientes y sabiendo gestionar con la inteligencia emocional las conscientes e inconscientes.
Quiero pensar en la reflexión de este artículo, en la inteligencia como «hábito», no como cualidad o don. Que nadie piense de forma soberbia en este punto. No conceptualicemos la inteligencia como antítesis de la estupidez o la tontería. Cuando pienso y propongo a la inteligencia como hábito, es, como dice la Biblia, usar «los talentos» de los que disponemos cada uno como pueda y de la manera más eficaz posible.
Nada más y nada menos que 8 son las acepciones que encontramos en este concepto en la RAE: 1) capacidad de entender o comprender 2) capacidad de resolver problemas 3) conocimiento, comprensión, acto de entender 4) sentido en que se puede tomar una proposición, un dicho o una expresión 5) habilidad, destreza y experiencia 6) trato o correspondencia secreta de dos o más personas o naciones entre sí 7) sustancia puramente espiritual 8) servicio de inteligencia.
Ocho, nada menos. Pero conviene desagregar los sentidos de todas ellas para traducirlas en hábitos.
Las descritas en los puntos 1, 2 y 3 podrían ser a las que apelo en un sentido más profundo y psicológico. Como responsable de compliance, debemos entender y comprender las reglas, las leyes y normas. Pero con una finalidad racional y priorizando. No todo incumplimiento tiene las mismas consecuencias. Ni en el compliance general, ni en el compliance penal. Incumplir las reglas entraña riesgos, y en este contexto, las empresas deben vigilar todos los incumplimientos, pero en un contexto de escasez (habitual) se debe priorizar no incumplir aquellas leyes o normas más relevantes. No debemos ser robots que listan las acciones prohibidas por orden alfabético sin mostrar las consecuencias que tienen sus incumplimientos.
La cuarta acepción la dejo aislada, aunque también útil, en el sentido de ser racional y comprensivo con «la otra parte». La verdad no existe. La realidad no existe. Es la percepción de cada uno lo que configura nuestras realidades. Y cada cual tiene la suya. De ahí mi insistencia en las métricas de usar el régimen sancionador de las leyes como argumento de compliance. Sabiendo con certeza la cuantía económica o pena de prisión que suponen los incumplimientos, el margen de duda se reduce. Podremos ser más o menos tolerante con el incumplimiento, y en la medida en que la regla esté mejor definida, mejor será para la comprensión más universal.
La quinta acepción es la que entiendo menos acertada. Pero es cierto que si sumas los tres conceptos de la misma, sí que se puede comprender este significado. Mezclar con sabiduría «habilidad, destreza y experiencia» sí que puede entenderse como inteligencia. Por ello mi insistencia de no tratar la inteligencia como don, sino como hábito.
La sexta y octava acepciones las trataré en el capítulo denominado «inteligencia en el uso de datos» y la séptima la asimilo al citado «don o talento innato» (por tanto no la desarrollaré como hábito)
inteligencia en el uso del contexto
Apelo a este hábito para que, como responsable de compliance, y sabiendo, como hemos explicado en otros artículos, que tenemos «poder» en las organizaciones (entendido como esa cualidad que permite que «los de arriba» nos tomen en consideración como la más poderosa 2ª línea de defensa), no actuemos en el desarrollo de nuestro trabajo de forma irracional o improvisada. Usemos el tablero de ajedrez con maestría, conociendo el valor de cada ficha. Existen unas habilidades de nombres casi impronunciables – que suelo explicar con detalle en los talleres que sobre compliance imparto, a saber: cronémica, háptica, oculésica, proscénica ; que nos permiten usar esa inteligencia de manera hábil para el desarrollo de nuestras funciones de forma eficaz. Hablan del manejo de los tiempos : las horas del día, los días de la semana, incluso los meses; del manejo del escenario : en tu despacho, en el mío o en una sala neutral; de fijarnos en los detalles, en el lenguaje corporal, etc…Todo ello se traduce en usar la inteligencia como hábito, y no dejar que las «cosas pasen». Ser actor, y no espectador de nuestras vidas.
inteligencia en el uso de datos
Ya para ir terminando, quiero reflexionar sobre el hecho de que compliance como digo «la más poderosa 2ª linea de defensa» lleva como aliado a las leyes. Eso hace que sin demasiado esfuerzo podamos explicar por qué se deben cumplir las leyes bajo riego de sanciones. Por tanto, el manejo de los datos debe ser algo parejo en nuestro desarrollo de la función. Lo que no se mide no existe. Empresa es sinónimo de asunción de riesgos. Compliance no puede ser «Mister NO». Si este es el caso, el fracaso está garantizado. Por ello debemos aportar valor habiendo analizado datos de manera inteligente, deductiva. Y racional o razonable. Si se están incumpliendo normas, debemos valorar con datos en qué medida esos incumplimientos son razonables para poder mitigarlos, o asumirlos en la medida que se pueda asumir. Hay ocasiones en que los incumplimientos no se pueden resolver de manera inmediata, por tradición o ignorancia. Por ello, soportemos nuestras propuestas de acción con el uso inteligente de datos.
inteligencia artificial
Por último no quiero olvidar este punto. En compliance, cumplir con TODO es imposible. Se trata de conocer qué incumplimientos nos entrañan mayores riesgos de sanción. Y para ello, la robótica e inteligencia artificial, en este siglo XXI nos está aportando ingente cantidad de valor, que todo responsable de cumplimiento debe de saber poder utilizar. Somos capaces de manejar con facilidad aplicaciones en nuestro smartphone y todavía encuentro profesionales en el gremio que no saben usar un excel…así de triste es. Esta inteligencia a la que abogo como hábito se trata de aprendizaje, se trata de esfuerzo e interés. Se trata de usar la tecnología y la inteligencia artificial en aquellos trabajos que, o son muy complejos (como cuando irrumpió en nuestras vidas las calculadoras) o son muy sencillos y repetitivos. Por ello, que no haya miedo a la robotización. No seamos críos apelando a la rebelión de las máquinas como si de una novela de Asimov o película de Cameron se tratara.
Usemos la inteligencia con inteligencia.
Lo dicho amigos y amigas, mucha suerte con este hábito y nos vemos en el próximo.