Blockchain Compliance – Días de un Futuro Pasado: Capítulo 1

Imagén panorámica desde la azotea de un bloque de pisos. En la azotea vemos un personaje negro de espaldas que contempla la ciudad iluminada de noche mientras cae nieve.

ÍNDICE

  1. Primero conocer, estudiar y comprender, luego controlar y después legislar y cumplir
  2. La Humanidad y sus contextos
  3. Bienvenidos a la Cuarta Revolución Industrial

“Lo que no se mide, no se puede mejorar”

Lord Kelvin, físico y matemático británico (1824 – 1907)

  1. Primero conocer, estudiar y comprender, luego controlar y después legislar y cumplir

William Thomson Kelvin, más conocido como Lord Kelvin, físico y matemático británico (1824 – 1907) expuso con brillantez una reflexión deductiva que por simple y secuencial, razonada con sencillez, exponemos a continuación: “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre”.

La medición es imprescindible en la gestión, forma parte del proceso administrativo, formulado por Henry Fayol, industrial francés (1841-1925) y es fundamental en la aplicación del ciclo “PDCA”, principio de Mejora continua del Ciclo de Deming : Plan – Do – Check – Act, utilizado como mantra en todos los procesos de certificación de procedimientos para garantizar un adecuado cumplimiento de objetivos, metas y normas.

El directivo, de cualquier tipo de organización, ha de conocer el estado de ciertos parámetros clave para planificar, establecer objetivos, controlar resultados, tomar decisiones, … En definitiva, para llevar a cabo la función directiva es necesario medir. Y para medir, lo primero es saber qué medir. Comprender. Resulta imposible controlar aquello que no se conoce. Y ese es el gran paradigma de muchos de los procesos actuales que comenzamos a percibir en estos tiempos.

Cualquier proceso de buen gobierno en el mundo económico financiero se basa en el acrónimo anglosajón GRC: Governance , Risk & Compliance : o Gobernanza, Riesgo y Cumplimiento. Son tres siglas que desde hace años acompañan a los profesionales que creemos en que el mundo empresarial debe regirse por unos parámetros y reglas que rijan los designios de toda organización “correctamente dirigida y gobernada”.

Los tres citados términos podemos definirlos de la siguiente forma:

  • Governance (Buen Gobierno):

Toda actividad que evidencia en cualquier negocio y sector, la gobernanza, ética y aplicación eficaz de los sistemas de control interno por parte de la alta dirección y las unidades de control definidas en la organización

  • Risk (Riesgos):

Demostración real de la toma de conciencia por parte de la dirección de una adecuada gestión de riesgos de todos los negocios y localizaciones donde opera la organización en su entorno físico y digital, interno y externo y con todas las contrapartes que interactúan en los procesos de negocio

  • Compliance (Cumplimiento Normativo):

Evidencia de debida diligencia en haber contemplado por parte de la dirección de la organización el cumplimiento razonado de las leyes, reglas y normas de las distintas actividades donde la organización desarrolla sus negocios, allí donde opera, en entornos físicos y digitales, con especial foco en la prevención de conductas sancionables, corruptas, prohibidas y delictivas

Considero por ello que este orden es coherente incluso a la hora de desarrollar cualquier tipo de actividad empresarial o profesional. El primer aspecto debería regir el principio teleológico de la actividad, el segundo es connatural a la propia actividad y el tercero, que es el que nos ocupa en este artículo, es el que ayuda a que las organizaciones desarrollen sus actividades en contextos de legalidad, cumpliendo las normas y leyes y no actuando con ventajas ilegales al margen de la ley.  Y lo cierto este que este aspecto, en los últimos años viene cobrando cada vez , más y más, en los países presuntamente más desarrollados, una mayor relevancia, eso sí, no por convicción, sino más bien, y tristemente, por temor a las sanciones y repercusiones nocivas para los actores que incumplen por acción u incluso por omisión dichas leyes o normas.

En el presente artículo por ello, queremos reflexionar sobre el maridaje de los dos conceptos que le dan título: Blockchain y Compliance, y viceversa. Hemos comenzado la década de los nuevos años 20 y esta materia, el Blockchain, para una gran parte de la población presuntamente civilizada, sigue siendo un enigma, un misterio, siendo como es, un concepto que cuenta ya a la fecha con más de 10 años de vida desde su nacimiento.

Y es que parece mentira que el otro término, el “compliance”, también en pleno auge, tenga aproximadamente la misma edad que su compañero de título, y se me hace extraño que tal título parezca disruptivo cuando, como digo, más de una década les observa. Vamos por ello a reflexionar sobre cómo estamos ya en disposición de que este maridaje y expresión no nos resulte extraño, y que, muy al contrario, podamos comprobar cómo van parejos ambos términos y les auguro un futuro muy complementario en sus desarrollos.

Es cierto que quizá el orden establecido es coherente y sea el momento de meditar sobre el compliance una vez que la gobernanza y el control de riesgos han sido las materias que han venido acompañando a los desarrollos empresariales en el progreso e industrialización mundial; el primer término, en un sentido mas filosófico y teórico que real, y el segundo, en su sentido más natural e intrínseco. Es quizá ya el momento del Compliance, y para ello nada mejor que comprender el Blockchain para poder aplicarlo con coherencia y rigor.

2. La Humanidad y sus contextos

Si bien autores como Julio Verne y H.G. Wells pronosticaron relevantes cambios en la evolución del ser humano, así como en tiempos más modernos hemos podido ver en cine y literatura cómo autores auguraban relevantes cambios en el desarrollo de la humanidad, paradójicamente alguno de estos cambios han llegado a nuestras vidas por la puerta de atrás. No han resultado imperativos ni los coches voladores ni, de momento, las invasiones alienígenas.

Obviando el invento de la rueda, que a mi juicio fue realmente la primera revolución industrial, según la tradición o el consenso universal la Primera Revolución Industrial fue el proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña, que se extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona, y que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico, que vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.

La Segunda Revolución Industrial llegó entre 1870 y hasta 1914 con los cambios socioeconómicos interrelacionados que se produjeron aproximadamente entre dichas fechas. Durante este periodo los cambios sufrieron una fuerte aceleración. El proceso de industrialización cambió su naturaleza y el crecimiento económico varió de modelo. Los cambios técnicos siguieron ocupando una posición central, junto a las innovaciones técnicas concentradas, esencialmente, en nuevas fuentes de energía como el gas, el petróleo o la electricidad; nuevos materiales y nuevos sistemas de transporte (avión y automóvil) y comunicación (teléfono y radio) indujeron transformaciones en cadena que afectaron al factor trabajo y al sistema educativo y científico; al tamaño y gestión de las empresas, a la forma de organización del trabajo, al consumo, hasta desembocar también en la política.

La Tercera, también llamada Revolución científico-tecnológica (RCT) , o Revolución de la inteligencia (RI) o Tercera revolución tecnológica, supuso un nuevo concepto y una fusión de ideas, que fue planteado por Jeremy Rifkin, y avalado por el Parlamento Europeo en una declaración formal aprobada en junio de 2006.​ Esta temática fue desarrollada por el autor intensamente a lo largo de los últimos años en diferentes medios y reuniones.

3. Bienvenidos a la Cuarta Revolución Industrial

Y por fin, sin darnos cuenta, llegó la Cuarta. La Industria 4.0 y sus cuasi-sinónimos Cuarta Revolución Industrial y Sistema Ciberfísico, expresiones que denominan una hipotética cuarta mega etapa de la evolución técnico-económica de la humanidad, contando a partir de la Primera Revolución Industrial. Esta cuarta etapa habría comenzado recientemente y su desarrollo estaría proyectado hacia la tercera década del siglo XXI. La inteligencia artificial es señalada como elemento central de esta transformación, íntimamente relacionada a la acumulación creciente de grandes cantidades de datos, el manido término “big data”, el uso de algoritmos para procesarlos, y la interconexión masiva de sistemas y dispositivos digitales. Esta Cuarta Revolución, que a la fecha en que escribimos este artículo no podemos caracterizar completamente, correspondería a una nueva manera de organizar los medios de producción. El objetivo que así pretendería alcanzarse es la puesta en marcha de un gran número de “fábricas inteligentes” o «smart factories» capaces de una mayor adaptabilidad a las necesidades y a los procesos de producción, así como a una asignación más eficiente de los recursos, abriendo así la vía a una nueva revolución industrial o Revolución industrial 4.0.

El concepto de Industria 4.0 aquí tratado no es una realidad ya consolidada y experimentada, sino un nuevo hito en el desarrollo industrial que está claramente marcando importantes cambios socio económicos en los años actuales y venideros, haciendo un uso intensivo de Internet y de las tecnologías punta, con el fin primordial de desarrollar plantas industriales y generadores de energía más inteligentes y más respetuosos con el medio ambiente, y con cadenas de producción mucho mejor comunicadas entre sí y con los mercados de oferta y demanda.

Y la gran paradoja es que muchas veces la población llana, las personas, disponen en muchos casos de mejores tecnologías en su ámbito doméstico que en sus propias empresas. Modelos de trabajo como el Co-working o la descentralización universal en la prestación de servicios se solapan con rupturas mentales de paradigmas más propios de la época de Adam Smith.

Es paradójico comprobar cómo las industrias y servicios van adoptando las tecnologías más vanguardistas y sin embargo se constata en muchos casos cómo tanto los legisladores en primer término , como supervisores y los sistemas de control interno, tanto auditorías como acciones de compliance, todavía usan metodologías más propias de siglos pasados que venideros. Es tiempo de reaccionar y no dormirse pues estas unidades de control, si no se ensamblan de la forma debida con los avances tecnológicos y las tecnologías o metodologías de proceso como Blockchain tenderán a su desaparición u obsolescencia, incluso antes de haberse consolidado.

Luis Rodríguez Soler

CEO

ComplianZen

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